Las marcas necesitan a su servicio un gran instinto de narración, lo que se traduce en un profundo conocimiento de la audiencia. El contenido debe utilizarse para ayudar a la marca a alcanzar sus objetivos y hacer más rentables sus inversiones en comunicación.

El branded content o contenido patrocinado “In illo tempore” denominado publirreportaje está inmerso en una ultramaratón por el contenido, sin embargo, las marcas no logran destacar o distinguirse solo por publicar contenido (editorial, vídeo, fotografía, serie de imágenes, infografías, desarrollar diccionarios, abrir canales en YouTube, y un largo etcétera) en los innumerables canales y formatos que tenemos hoy a nuestra disposición.

Sin embargo, existen marcas que logran comunicar historias increíbles, historias que emocionan a su público y que hacen sentir a tod@s sin distinción. Estas marcas construyen su comunicación en torno al storytelling. Marcas que apuestan por piezas de contenido con una resonancia emocional que logra multiplicar el retorno de esa inversión, por la forma en que se integra con el resto de esfuerzos de marketing.

Y es que el desarrollo de mantras comunicativos, despierta el reconocimiento sobre una marca, pero lo que de verdad impacta es la emoción, los debates sociales que implican, arrastran o lideran valores tales como vivir una vida saludable a través de la alimentación…  y eso es lo que hizo la marca Chipotle que en 2013 puso sobre la mesa uno de los ejemplos más brillantes en torno al brand content y el storytelling.

La pieza “El espantarájaros”. De este modo, Chipotle – una marca de alimentos – se apropió de las conversaciones en torno a la ética de los alimentos y la sostenibilidad. Demostrando el poder de una gran historia, transmitiendo una diferencia de marca, provocando y logrando que el espectador se preocupe por un tema tan crucial como la alimentación. Podrían haberse conformado con los casi 6,5 millones de visitas en las 2 primeras semanas de “El espantapájaros”. Pero su método y estrategia de marketing & comunicación, se vio reforzada por actitudes de marca como la de convertirse en la primera cadena de restaurantes estadounidenses en prohibir los alimentos modificados genéticamente. La marca no hacía publicidad en televisión y logró derribar el mito de que una historia de marca no lograría desbancar a los anuncios tradicionales y lograr incluso un mayor impacto en la audiencia. Así mismo, fueron punta de lanza de la apuesta por Internet y las redes sociales, como canales capaces de catalizar y reivindicar socialmente su papel en la sociedad y sus compromisos. Todo, absolutamente todo en torno a El espantarájaros sirvió para poner el foco sobre la marca (informativos, entrevistas en periódicos y magazines, radio…) fueron oportunidades que la marca no desaprovechó para destacar valores propios como el de cocinar los alimentos en sus restaurantes con el uso de métodos clásicos, frente a la mayoría de restaurantes que apuestan por procesados y métodos industriales.

En conclusión, hay otras formas de comunicar y de trabajar en torno al contenido y Chipotle es un gran ejemplo de ello y de que: no se venden marcas, se venden ideas.

En Mares Virtuales ponemos nuestro instinto de narración, creativo y estratégico al servicio de tu marca ¿Qué podemos hacer por ti?