En un post anterior, os explicábamos lo que es el Storytelling y os contábamos que había que humanizarse y conocer la propia historia para encontrar lo que se quiere contar a través del interés.
Seguro que muchos de vosotros os preguntasteis «Muy bonito, pero cómo». Quizás haciendo que tu narrativa sea envolvente. Es decir, que el público se meta tanto en la historia que olvide que es publicidad, que es marketing. De esta manera, tendrá tantas emociones buenas en su mente que las unirá a tu marca y, por tanto, lograrás fidelizarlo. Vamos: marketing como narración y nunca como intromisión.
Si contamos las cosas de la siguiente manera, quizás obtengamos nuestros beneficios: un conflicto hace que un héroe se decida a intentar solucionarlo como objetivo. Para ello, debe empezar una aventura en la que conocerá varios problemas-enemigos y llegará a un punto de no retorno que le obligará a avanzar para dar una solución, lo que lo convertirá en lo que vosotros queráis: benefactor, héroe, emprendedor… Al fin y al cabo ellos nunca se echan atrás.
Eso sí, nunca dejéis a vuestro héroe sin valores admirables, sin conflicto ni enemigos, sin peligros por los que pasar. En caso contrario, dejarán de tener interés por mucho que hablemos de sus infinitas cualidades.
El storytelling tiene muchos adeptos. ¿A quién no le gusta vivir aventuras? Pero también tiene detractores, que no se creen «tanta historia». Por eso, debemos estudiar todas las posibilidades que nos ofrece el marketing y decidir sobre alguna de ellas. No hay que utilizar las cosas simplemente porque se pongan de moda. Al fin y al cabo, no a todos nos gustan los pantalones campana o nos sientan bien las camisas hawaianas…
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