¿A quién no le gusta que le cuenten cómo un héroe que vive en un pueblecito perdido llega a conseguir salvar a la princesa y rescatar el tesoro perdido que un malvado mago robó hace muchos años? A todos nos encanta que nos cuenten una historia: en una novela, una película o en internet.
¿En internet? Sí, a través del marketing. O lo que es lo mismo: nos gusta que nos cuenten una historia a través de la narrativa pura y dura. Esa que se utiliza desde hace muchos años en libros como La Odisea o películas como La lista de Schindler. Esa que los expertos llaman «Storytelling»: una técnica de persuasión que utiliza herramientas narrativas y que convierte la información que deseamos transmitir en una trama que nos cuenta una historia.
Por eso, en el marketing, en la difusión, en la venta, también se utiliza, lo que quiere decir que ya no es patrimonio del cine o la novela. Al fin y al cabo, si una película gana millones y millones de dólares con esta forma de contar las cosas, ¿por qué no aplicar esa técnica narrativa a la venta y la difusión? Posiblemente, se ha aplicado siempre de manera inconsciente, pero cuando se ha extendido ha sido ahora, hace unos años.
Es decir, las empresas recurren al marketing storytelling con el fin de contar su historia y vender su producto, vender su relato. Por ello, para hacer un buen storytelling todas ellas necesitan humanizarse para parecerse al héroe que recorrerá una aventura llena de peligros, rechazo del peligro, penalidades, recompensas y triunfo.
Y eso, que es muy bonito, ¿cómo se hace? Lo primero es conocer la propia historia de la empresa y sus limitaciones y fortalezas. Y lo segundo es identificar qué se quiere contar y contarlo a través del interés, que se consigue mediante uno o varios protagonistas, las habilidades que estos poseen, y un conflicto, las dificultades que hacen que nuestra historia sea atractiva y enganche.
Al final, lo que se pretende es implicar al cliente, a quien sigue tu historia, para que no sea un mero espectador, para que participe de forma activa y para que no nos identifique como fríos o acartonados. ¿Cómo llegar a esto? En el próximo post lo sabremos.
De momento, quedaos con estos ejemplos que nos ofrecen en el blog Makinglovemarks.es. Os serán útiles.
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